Pocos eventos en el mundo tienen la capacidad de paralizar todo un país, y esta semana tendremos la oportunidad de presenciar uno de ellos con la celebración del gran clásico del fútbol español entre el FC Barcelona y el Real Madrid. Un clásico que, además, llega con los dos equipos empatados a puntos en lo más alto de la clasificación.

La historia de esta rivalidad viene desde muy atrás. Concretamente, para encontrar el primer enfrentamiento liguero entre estos dos equipos nos tenemos que remontar a la temporada 1928-1929, cuando el equipo madrileño ganó por un gol a dos. Eran años de represión en España, especialmente en Catalunya, donde se prohibía hablar catalán y por eso la gente empezó a expresarse en los estadios. Esto, posteriormente, provocó el cierre del estadio de Les Corts durante seis meses.

Sin embargo, aún nos tenemos que remontar más atrás para encontrar al que realmente fue el primer clásico entre FC Barcelona y Real Madrid, En 1916 La Liga tal y como la entendemos no existía, por lo que se disputaban solo campeonatos territoriales. Los equipos de territorios diferentes solo se enfrentaban en torneos coperos, con enfrentamientos de ida y vuelta. En esos enfrentamientos son en los que encontramos los primeros partidos entre FC Barcelona y Real Madrid. Concretamente, en semifinales de esta Copa.

La ida se jugó en el campo del Espanyol un 26 de abril y terminó con victoria azulgrana por 2-1. En la vuelta, jugada en el campo del Atlético de la calle de O’Donell, el Madrid forzó un tercer partido después de ganar por 4 goles a 1. El partido de desempate quedará para la historia.

El tiempo reglamentario terminó 4-4, y en la prorroga se marcaron cuatro goles más hasta el 6-6 final. Esto llevó a un cuarto partido que nunca llegó a terminarse. El Madrid ganaba 4-2 con tres penaltis señalados a favor que el FC Barcelona consideró injustos. Esto provocó que el equipo catalán se retirara del partido, provocando un escándalo monumental y sembrando la semila de una rivalidad que con el tiempo solo ha hecho que crecer hasta día de hoy.

Por si esto no fuera poco, la final de ese año que enfrenta al Real Madrid contra el Athletic de Bilbao se terminó jugando en Barcelona. El partido terminó con un resultado de 4-0 para los bilbaínos y con los autobús de los blancos siendo apedreado por los aficionados.