En el mundo del fútbol, hay jugadores que trascienden las canchas y se convierten en leyendas vivientes, y René Higuita es uno de esos nombres que resonarán por siempre en la historia del deporte. Este colombiano, nacido en 1966, se alza como uno de los porteros más icónicos no solo de Colombia, sino del mundo entero, y su legado va más allá de las paradas asombrosas o los títulos ganados.

La figura de Higuita se forjó en una época en la que el fútbol empezaba a experimentar una transformación. Pero lo que realmente distinguió a René fue su estilo osado y su valentía. Siempre se le recordará por su característica cabellera larga y su uniforme colorido, pero lo que más destacaba era su capacidad para jugar como un «líbero» en el área, mucho antes de que esta posición se popularizara en el fútbol moderno.

Su destreza con los pies y su habilidad para salir del área y actuar como un defensor más le dieron a su equipo, ya sea el Atlético Nacional en Colombia o el Real Valladolid en España, una ventaja única. Higuita no era simplemente un portero, era un revolucionario que desafiaba las convenciones tradicionales del juego.

Pero, sin duda, lo que lo catapultó a la fama y lo convirtió en una leyenda viva fue su famoso movimiento del «escorpión». Corría el año 1995, y un partido amistoso entre Colombia e Inglaterra en el estadio de Wembley se convirtió en el escenario de una de las jugadas más icónicas en la historia del fútbol. Cuando un disparo inglés se elevó por encima de Higuita y parecía dirigirse hacia la red, él realizó un movimiento increíble al lanzarse hacia adelante, levantar las piernas y despejar el balón con los talones. Fue un acto de valentía y destreza que dejó al mundo boquiabierto.

Pero René Higuita no solo fue un mago en el campo, sino un campeón con una impresionante hoja de vida. Con el Atlético Nacional, ganó numerosos títulos, incluyendo la Copa Libertadores de 1989, donde su actuación destacada contribuyó significativamente al éxito del equipo. Además, jugó un papel importante en la selección colombiana. Nada más llegar a la selección absoluta de Colombia, Higuita comenzó a hacerse un hueco dentro del equipo. Su primera y única participación en una Copa del Mundo fue en Italia ’90, donde, con sus grandes atrapadas y descaro con el balón en los pies, llamó la atención del mundo del fútbol. Colombia alcanzó los octavos de final en esta cita, pero un error de Higuita con el balón en los pies intentando regatear a Roger Milla certificó el pase de Camerún.

La figura de Higuita trascendió las fronteras de Colombia y se convirtió en un ícono mundial del fútbol. Su estilo audaz inspiró a generaciones de porteros a salir del área y jugar con los pies. Era un showman en el campo, siempre dispuesto a arriesgarlo todo para hacer una atajada espectacular o un despeje sorprendente.

A pesar de su estilo único y su personalidad extravagante, René Higuita también encarna la pasión y el amor por el juego que todos los amantes del fútbol comparten. Su legado es un recordatorio de que en el fútbol, como en la vida, a veces es necesario arriesgarse y ser valiente para lograr la grandeza. René Higuita, el hombre del «escorpión», siempre será recordado como un verdadero ícono del deporte rey, un portero que no solo detenía balones, sino que también desafiaba los límites y hacía que el mundo se enamorara del fútbol.