En el fútbol, igual que en el arte, las piezas adquieren valor en función de muchos factores. Desde la magnitud del jugador que la usó hasta la importancia del partido en la que fue usada esa pieza. Sin embargo, hay un factor que aún hace más especiales algunas piezas y este es el contexto. La historia que esconde detrás. Y es que algunas piezas no solo explican realidades e historias del pasado, sino que tienen pruebas físicas en ellas que validan esas historias. Y este el caso de la famosa camiseta Adidas de dos rayas que usó Johan Cruyff con la selección holandesa en la Copa del Mundo de 1974.

Todo empezó mucho antes de que el balón empezara a rodar en Alemania, dónde se disputó la competición. La selección holandesa llegaba tras 36 años sin disputar un Mundial y además contaba con Johan Cruyff como capitán del equipo y gran figura Mundial, por lo que la ilusión que había en Holanda en ese momento era máxima. Y es que hay que tener en cuenta que en aquellos años solo acudían a la cita mundialista 16 equipos. Por aquel entonces, la estrella del equipo estaba patrocinada por la marca alemana Puma. Sin embargo, la marca de ropa deportiva que vestía a la selección holandesa aquel año era Adidas, algo que Cruyff consideró que suponía un gran problema.

De tal calibre era el conflicto para el jugador que estaba dispuesto a renunciar a jugar con su selección. Así lo explicó en una entrevista a El País.

“Jugamos el Mundial de 1974 y hacía justamente dos años que el fútbol era profesional. Las empresas venían, había promociones… Y la Federación, en aquella época, negoció con Adidas. Querían que lleváramos su camiseta, y yo pedí mi parte. Me la negaron diciendo que la camiseta era suya, y yo les dije que la cabeza era mía”.

La Federación Holandesa no cedió, y Johan Cruyff tomó una decisión que daría lugar a uno de los hechos más curiosos de la historia de las camisetas de fútbol: salir a jugar con una camiseta con 2 rallas negras y no con las tres de la marca Adidas. Sus compañeros, en cambio, sí que salieron a jugar con las tres rallas en la parte superior de la camiseta. Se trata de un hecho tan curioso que actualmente sería imposible de producirse, ya la normativa de la FIFA en lo referente a uniformidad sería imposible.

La selección holandesa logró llegar hasta la final de esa Copa del Mundo, pero perdería contra la Alemania de Beckenbauer por un gol a dos.