Los equipos africanos no son ni mucho menos reconocidos por su presencia en los altos peldaños de los pódiums internacionales, y aún menos porque los nombres de sus jugadores estén presenten en las filas de los clubes más poderosos del fútbol mundial. Por eso, lo que logró Nigeria en los Juegos Olímpicos del 96 asombró al mundo entero. Convirtiéndose en su primera victoria en unos Juegos, hoy recordamos el día en que Nigeria asombró al mundo entero con su destreza sobre el campo.
Aquella tarde del 3 de agosto, el público se agitaba en las gradas del Sanford Stadium cuando Atlanta se convirtió en testigo de la máxima victoria para el balompié africano de la historia. Las Súper Águilas vencieron a Argentina por 3-2 en una final que hizo soñar a África y al mundo entero despierto. Con una selección que apuntaba maneras, el cuadro nigeriano, bajo la dirección del holandés Jo Bonfrere, estaba conformado por grandes jugadores de la talla de Josep Dosu, Celestine Babayaro, Taribo West, Mobi Operaku, Sunday Oliseh, Jay-Jay Okocha o Uche Aloize Okechukwu, defensor central del equipo y portador de la legendaria armadura que reside hoy en Legends y que aquel jugador utilizó en la final sobre el campo de juego.
La lucha por la presea dorada comenzaba con Argentina adelantándose en el marcador, pero antes de llegar a la primera parte, Nigeria luchó por emparejarlo. Durante la segunda mitad, los nigerianos volvían a despertar ante la sorpresa de los argentinos, que quisieron acabar con su sueño antes de tiempo, cuando, con un fulminante gol en el minuto 90 a punto de finalizar el encuentro, Nigeria se proclamaba primera selección africana en conseguir un título Olímpico.
Este triunfo provocó el ascenso de la selección Nigeriana desde la medalla hasta el Olimpo mundial del fútbol, lo que provocó por primera vez que los seleccionados abrieran sus fronteras a las puertas del fútbol profesional en otros países, pues en gran parte del mundo no conocía los talentos con los que contaba dicho combinado. Sin duda esta victoria no sólo marcó un antes y un después en la historia de Nigeria, sino también en la vida de legendarios jugadores como Uche Aloize Okechukwu, protagonista en Legends Experience.